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¿Qué hacer ante conductas agresivas y disruptivas?

¿Qué hacer ante conductas agresivas y disruptivas?

Pautas básicas e iniciales de intervención

hace 1 año

Es necesario identificar las situaciones que sean fuentes de estrés y enojo de los hijos(as), así como analizar si está ocurriendo un cambio importante como lo es la separación de los padres, cambio de escuela, cambio de casa, o algún hito de desarrollo como dejar el pañal, pasar a dormir solo(a) a su habitación, entre otros.

 Anticiparnos a la situación que puede generar estrés, no con el objetivo de evitarla sino de explicar al niño(a) lo que va a suceder y lo que se espera de él con respecto a su conducta, por ejemplo: “El día de hoy iremos a una plaza comercial de compras, por lo que es importante que caminemos juntos de la mano todo el tiempo”.

Modelar la conducta que esperamos que el niño(a) realice, no hay mejor ejemplo que lo que demuestran los padres hacia sus hijos(as), mostrarle cómo hacerlo para ejemplificar la explicación verbal.

Reforzar positivamente los logros y las conductas deseadas, de forma inmediata y descriptiva, es decir, no decir cumplidos como “muy bien”, cambiar por la descripción de la conducta, ejemplo: “¡wow! veo que pudiste ser capaz de esperar tu turno en los juegos”.

Consecuencias. Es importante aclarar que la consecuencia no hace referencia a un castigo exclusivamente, sin embargo, cuando queremos emplearlo para extinguir una conducta disruptiva, vamos a emplear una consecuencia negativa, es decir, vamos a privar de un privilegio o del distractor que ocasionó la conducta, por ejemplo: si hubo una pelea entre hermanos por un juguete que ambos querían, entonces se les retira el juguete a ambos hasta que se puede llegar a un acuerdo de solución.

Mejorar el clima familiar. Establecer normas de convivencia en el hogar para que todos sepan que se espera de cada miembro de la familia para tener relaciones saludables y desarrollar hábitos y valores que apoyen al bienestar de todos.

Entrenamiento para mejorar la tolerancia a la frustración. Proponer actividades que el niño(a) perciba como complejas pero que sepamos que puede superar con éxito y con refuerzo externo para motivar y conseguir que se mantenga la tarea.