De Adele Faber, Elaine Mazlish · 2022
Síntesis. 3ra. parte.
SER COMPRENSIVO, ¿ME HARÁ SER PERMISIVO?
Existe una relación directa entre cómo se sienten los niños y cómo se comportan; un niño que se siente bien se comporta bien. Como padres, podemos favorecer su bienestar aceptando sus sentimientos. Acompañarlos significa escucharlos con atención, sin hacer aportaciones innecesarias.
La permisividad en este caso aplica únicamente hacia los sentimientos, todos pueden aceptarse; mientras que ciertas acciones deben restringirse, pues esto no quiere decir que se deba permitir al niño comportarse de forma inaceptable. Cuando aceptamos lo que nuestros hijos sienten, ellos aceptan de mejor manera los límites que les fijamos. Ejemplo de esto podría ser; “me doy cuenta de lo enojado que estás con tu hermano, dile lo que quieres con palabras, no con los puños”, “veo que te diviertes haciendo dibujos con tu tenedor en la mantequilla”, al momento de quitarle la mantequilla podemos hacerle saber que “la mantequilla no es para jugar, si quieres dibujar puedes usar tu arcilla”.
Parte de tomar en cuenta su sentir, es permitir que hagan elecciones, por ejemplo, podemos sustituir un “debes tomar tu medicina”, por “puedo ver lo mucho que te desagrada esta medicina, ¿te resultaría más fácil tomarla con jugo de manzana o con ginger ale?”; o bien un “¡deja de tamborilear en la mesa!”, por comunicarle: “ese tamborileo en verdad me molesta, puedes dejar de tamborilear y quedarte aquí, o bien puedes ir a hacerlo a tu recámara. Tú decides”.
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