De 1 a 2 años. Existe una mejor coordinación ojo-mano, es decir, dirige su mano con ayuda de su vista al objeto que desea tomar, por ejemplo, llevar la comida a la boca. Su locomoción comienza a ser libre y sin apoyo. Sus ideas comienzan a ligarse con sus acciones, por ejemplo, “quiero tomar el juguete” y entonces lo toma para jugar o manipularlo. Empiezan a formar frases de dos palabras y con esto a vincularse aún más con sus figuras de apego, con quienes se desarrolla las primeras habilidades sociales esperando una reciprocidad al relacionarse con el otro.
De 2 a 3 años. El equilibrio ha mejorado significativamente, por lo que comienzan a brincar, correr de forma coordinada, trepar, dar marometas, subirse a montables y aprender a andar en triciclo, por lo que se puede comenzar con el entrenamiento para dejar el pañal. Buscan más autonomía, hacer cosas por sí mismos y pueden negarse a recibir ayuda, además de manifestar sus emociones y empezar a nombrarlas, los berrinches se vuelven más frecuentes e incrementa la frustración. Comienza a manifestarse la ansiedad por separación y miedos imaginarios.